Afirmación de la cultura Hispánica, de su peso y altura históricos, de su actualidad.

1.Esta entrada obedece a un impulso y así debe de tomarla el lector. Soy ciudadano español, pero no me considero nacionalista. No es que esté orgulloso de ser español (realmente cada vez es más esto lo que siento) pero tampoco me avergüenza, para nada, serlo. Digamos que me encuentro perfectamente cómodo en esta piel y no la cambiaría por otra. El caso es que frente a la auto-flagelación que se observa en determinados círculos (que parece que han asumido las tesis de la Leyenda Negra, heredada del Antiguo Régimen y la de la Decadencia heredada de finales del XIX), si miramos hacía atrás lo más objetivamente que se pueda, hay más motivos para estar orgulloso que para avergonzarse. Esto lo escribe alguien que por haber recibido primero una educación con influencias francesas y luego por haber recibido fuerte influencia anglo, siempre ha mirado a la cultura española más desde fuera que desde dentro, con estas gafas distorsionadoras, y que por ello le ha costado reconocer el peso, la importancia de la cultura hispánica.

2.Lo he dicho en anteriores entradas: culturalmente España es una de las culturas más potentes del globo. De las que tienen más profundidad histórica, más cantidad de producciones y más calidad.

E históricamente desde que ha sido una unidad política que se ha valido por sí misma, ha estado ahí a la altura de los más grandes, siempre siguiendo su particular trayectoria.

Cuando casi todo el continente europeo (occidental) cayó bajo el influjo franco, España era visigoda. Tal y como se estudian en el colegio, los visigodos no se nos aparecen como un pueblo atractivo. Pero son los creadores de la idea de España como unidad geopolítica. Antes de ellos no existía esta visión.

En el período Andalusí, Al Ándalus era una de las regiones más destacadas de la civilización islámica y culturalmente estaba muy por encima del resto de la atrasada Europa medieval. Cuando la civilización islámica empezó a perder fuerza, los pequeños Reinos montañosos del norte (cantábricos y pirenaicos) se expandieron y rápidamente (entre otras cosas gracias a La Mesta en el caso de Castilla y León) los diversos reinos del territorio español estuvieron de nuevo al más alto nivel europeo. Se puede argumentar que en España no hubo Renacimiento porque a diferencia del resto de Europa, nunca había muerto. Con una u otra cultura (islámica o cristiana) se pasó de San Isidoro a los traductores de Toledo sin solución de continuidad.

Le siguió la era de los Descubrimientos, la Edad Moderna, momento en el que España estuvo a la vanguardia de todo el globo, estableciendo un modelo de Imperio que perduró hasta 1800 y que la permitió estar arriba en todos los aspectos, incluso en el económico. Lo hemos comentado en la entrada anterior: según las estimaciones más recientes de historiadores, desde 1500 hasta 1800 España ocupó el puesto entre segundo y tercero en términos de renta per cápita (se pueden ver los datos en esta entrada de un blog de un historiador bien documentado: https://www.antonhowes.com/blog/the-crucial-century ; quizás los datos que dan no reflejen completamente la realidad, pero es lo mejor que hay). Solo superados en este aspecto por dos países que gran parte de este tiempo pertenecieron al Imperio Hispánico (los territorios que hoy son Bélgica, desde 1520 hasta 1714, y Holanda, desde 1520 hasta 1648, cierto que con conflictos este último desde antes). Por lo tanto, con toda la mala fama que han conseguido que tenga, este Imperio funcionaba. Se crearon otros en la misma línea, pero en general han sido más efímeros y menos sólidos. Luego crear esta unidad a esta escala no era sencillo. A las unidades políticas que se han ido desgajando no les ha ido mejor (pienso en Portugal o en los países de Hispanoamérica tras las independencias; obviamente no argumentamos que debamos de regresar a la época imperial…).

3.La realidad es que hasta 1800 España ha estado ahí, a la altura. Y es solo a partir de este momento cuando su trayectoria no es solo divergente sino que esa divergencia ha supuesto ir a peor, especialmente en lo económico y en lo cultural, ya que en lo político tampoco experimentó una trayectoria muy diferente.

En lo económico sus rasgos geográficos (además de los culturales) no fueron de ayuda para asumir el reto de la sociedad industrial. En los cultural, a a partir de este momento y sobre todo a finales de siglo, los regionalismos, que son una de las riquezas de España empiezan también a afirmar tendencias centrífugas. Comenzaron los problemas nacionalistas, que inevitablemente acompañan a la sociedad burocrático-industrial cuando en un territorio coexisten diferentes lenguas. Realmente hemos tenido la mala suerte de que en dos de los tres territorios más aptos para la industrialización (por su localización geográfica) hay particularismos nacionalistas. Este es un problema muy complejo de gestionar.

Por ello creo que a partir de 1800 pero no antes, no se puede negar que España experimenta dificultades tanto en el terreno económico como en el cultural, tensiones que al final desembocaron en una Guerra Civil. En 1898, con el Desastre, las élites ya asumían esta divergencia. A la idea de la Leyenda Negra que emergió en la Edad Moderna (impulsada por círculos muy concretos) se le une la idea de Decadencia, que en este caso tanto se afirma desde fuera como se asume internamente. Pero todo indica que durante la época de la Restauración España se había puesto al día….A la Guerra Civil le sigue otro período, de dictadura, sobre el que tampoco se puede estar demasiado orgulloso. Pero bien pensado en toda esta trayectoria tampoco hemos sido tan diferentes al resto de Europa (que experimentó dos guerras mundiales). Hemos tenido las mismas experiencias aunque algunas más extremas.

Pero desde hace ya medio siglo, de nuevo España está ahí, más o menos al mismo nivel que los demás países europeos (eso sí todos bajo el imperio de EEUU). Y ahora, con todos los retos que hay por delante (adaptación de una sociedad post-industrial a unas nuevas condiciones ambientales, de recursos naturales y tecnológicas) creo que España está en una situación inmejorable, tanto para mejorar económicamente como para afirmar su cultura. Esperemos que eventos políticos no enturbien esto.

4.Actualmente la cultura hispánica, la basada en la lengua española es de las más potentes y hay que gestionar bien su puesta en valor en tiempos de cambio tecnológico TIC. Esperemos que los titulares o propietarios de bases de datos (de la cultura hispánica), uno de los nuevos recursos económicos no los malvendan (o mal-licencien).

Si soy sincero, personalmente lo único que me sobra de la cultura hispánica es el meapilismo, que todavía persiste en algunos círculos y que posiblemente haya tenido consecuencias en la producción científica de nuestro tanto de nuestro país como de otros de la cultura hispánica. Producción que por otra parte tampoco se puede juzgar para nada como deficiente. Si nos olvidamos de que no hay abundancia de primeros espadas (cosa que en realidad ocurre en casi todos los países) tiene un buen nivel. Yo lo experimento continuamente. Cuando me quiero documentar sobre algo, al final los mejores artículos encuentro que están escritos por autores hispánicos. Pero este meapilismo hace que algunos aspectos de la cultura hispánica aparezca como del pasado, como poco actual. Hay que darle un giro a esto, hay que actualizarla, hay que limpiar esta caspa.

Y otro tema que pienso que habría que corregir (no se muy bien como) es la escasa presencia de la cultura española en la cultura anglo. Normalmente leo mucha más literatura (de tipo no ficción) anglo que de cualquier otra cultura. Y lo que observo es que desde la cultura anglo se ignora a la cultura española. Esto no pasa por ejemplo con la cultura francesa que valora a la española en su justa medida, como un par. No me parece que esto (lo que podemos llamar desprecio de la cultura anglo frente a la cultura hispánica) sea casual o accidental y debe de tener sus causas que ignoro. Incluso cuando se habla de tiempos en los que España estaba arriba, se menciona a Francia, se menciona a otras culturas europeas, incluso a algunas mediterráneas como la italiana y o bien se ignora a la cultura hispánica o (siempre desde determinados círculos muy concretos) se la descalifica. Manejo mis hipótesis explicativas sobre este fenómeno (que pueden tener raíces históricas), pero no voy a hacerlas explícitas.

Otro tema que me llama la atención, de manera impresionista, es la ausencia del colectivo de inmigrantes como protagonistas culturales. Ya debemos de ir por la segunda o tercera generación y ya deberíamos de oír voces en este sentido, pero (ya digo que igual me equivoco) no las veo. Creo que hay que abrir a la cultura en este sentido. En este caso se trata de la cultura española más que de la hispánica. La cultura española se tiene que abrir a la hispánica y a otras culturas actuales potentes.

Por esto creo que hay que afirmar a la cultura hispánica, en toda su modernidad (saliendo del meapilismo), en toda su diversidad, en toda su universalidad y protegerla al máximo en estos tiempos de aceleramiento tecnológico. Y por esto hemos publicado esta entrada, que, como hemos comentado, de alguna manera obedece a un impulso.

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